“Toma cada decisión
como si fueras el propietario de toda la compañía”
Robert Towsend
Diariamente se toman decisiones. Elegir el vestuario del día, es una decisión. Elegir el menú del desayuno o en el almuerzo, es otro ejemplo sencillo de decisión. Hay decisiones que por cotidianas, se pueden llegar a tomar de manera automática, aunque esto puede tener
repercusiones a corto o largo plazo. Las buenas decisiones no se toman fácilmente, porque son el resultado de un proceso mental sistemático y ordenado.
Una decisión es la elección de la alternativa más adecuada de entre varias posibilidades con el fin de alcanzar un estado deseado, considerando la limitación de recursos.
Los mandos medios y directivos de las empresas y organizaciones están permanentemente tomando decisiones, lo cual no siempre es sencillo y sin embargo, si es necesario para lograr los objetivos y metas organizacionales.
El poder de decidir no se logra exclusivamente aplicando técnicas y herramientas informáticas. También, influyen las actitudes psicológicas, la preparación intelectual, la formación de la voluntad, el sentido ético, los hábitos e ideologías. Por eso se suele decir que tomar decisiones acertadas en estos tiempos inciertos, sobre todo, es todo un arte.