“El sentirse devaluado o indeseable, es en la mayoría de los casos, La base de los problemas humanos”
Carl Rogers
En el camino a la autorrealización, que es la meta de la estima personal, vamos subiendo gradas. Gradas, es decir dándole grados a nuestro desarrollo personal.
Si utilizamos el lenguaje de la escuela, lo cual es muy apropiado, puesto que ser humanos en evolución o desarrollo, es aprender las lecciones y materias en la escuela de la vida, el tercer grado es la autovaloración o autoevaluación.
La autovaloración, sucede cuando hemos pasado ya por un proceso de autoconocimiento profundo (primer escalón), con lo cual nuestro autoconcepto (segundo escalón) está definido y personalizado, a mí me gusta decir actualizado.
¿Por qué digo autoconcepto actualizado?
¡Muy sencillo! Porque inicialmente nuestro concepto personal, lo vamos formando en los primeros años de la infancia, a partir de las ideas y creencias que los adultos de referencia en nuestra vida, nos expresan. Sus expresiones, la mayoría de las veces no son conscientemente pensadas, aunque para nosotros puedan ser significativamente aprobatorias o, por el contrario, desaprobatorias.
A partir de aquí construimos una imagen existencial nuestra que nos valida y capacita o que nos hace experimentarnos insuficientes.
Gracias al AUTOCONOCIMIENTO, cuando ya somos más conscientes de lo que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos, podemos dedicarnos a la tarea de actualizar el AUTOCONCEPTO y lo hacemos de manera objetiva, profunda, honesta, sincera, sin juicios. A mí me gusta decir “sin paños calientes, ni espadas hirientes”.
Llegados a este punto de la reflexión, toca hacernos la pregunta fundamental de este artículo:
¿Qué es la autovaloración?
También llamada autoevaluación, es la capacidad de:
- Evaluar y valorar las cosas que son buenas de nosotros mismos.
- De la misma manera que reconocemos amorosamente lo que podemos mejorar de nosotros mismos.
- Reconocer lo que nos satisface y enriquece
- Lo que nos hace sentir bien
- Aquello que nos permite crecer y aprender.
- Buscar y valorar todo aquello que nos hace sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
La autovaloración es enemiga del juicio o la autocrítica, porque ésta suele consistir en buscar en nuestro interior qué es lo erróneo que tenemos y nos impide conseguir lo que deseamos.
Con tu permiso, paso ahora a explicarte a ti que me lees, con ejemplos qué no es autovaloración y cómo sí podemos desarrollar en nosotros esta capacidad.
Imagínate que te gusta un chico o una chica y que tú a esa persona, en primera instancia no le llamas la atención. Si tu nivel de autovaloración es negativo, inmediatamente entrarás en una espiral de autocrítica para buscar aquello errado, mal de ti, que hace que no le gustes.
Otro ejemplo, en tu empresa van a dar un ascenso, hay varios compañeros con posibilidades de obtenerlo y tú también puedes recibirlo. Finalmente lo obtiene otro compañero. Inmediatamente tú piensas, que hay algo errado en ti, porque tú no vales, porque tú no eres los suficientemente capaz de ascender profesionalmente, porque tú siempre te quedarás en un puesto mediocre… ¿Te das cuenta la espiral viciosa en la que la mente te hace entrar?
Sirvan estos dos ejemplos, para descubrir lo que no es lo autovaloración y de la misma manera nos pueden ayudar para descubrir como sí podemos iniciar el desarrollo de una valoración personal saludable.
Ejemplo 1: “Te gusta alguien a quien tú no le gustas”.
Eso significa que tienen gustos diferentes. Ya conoces el refrán: “Sobre gustos y colores, no hay nada escrito”. Ni su gusto ni el tuyo están atrofiados, ni tú ni la otra persona tienen algo que disguste de manera objetiva. A mí, no me gusta el picante, ni el menudo, ni el vino tinto y sé que son objetivamente cosas que a otras personas les agradan.
Ejemplo 2: “Había una posibilidad de ascenso, que tenía diferentes candidatos, tú entre ellos, y eligieron a un candidato que no fuiste tú”.
Si tú estabas en la lista de candidatos, significa que estabas preparado para el puesto, si no hubieras estado preparado, no habrías tenido acceso a la lista. Si no te eligieron, fue porque había más candidatos preparados, igual que tú y un solo puesto. El hecho de que no te eligieran seguramente tiene más que ver con la naturaleza del puesto, con la personalidad de los electores, con las circunstancias y el contexto de la elección que con tus capacidades o cualidades. Probablemente no sabrás porque no te eligieron, aunque sí hay algo claro, podías haber sido elegido, porque estabas en la lista. Por lo tanto si eras digno del puesto y puedes seguir trabajando de manera proactiva y responsable hasta que llegue la nueva oportunidad.
La autovaloración, significa mirar de manera objetiva y responsable la realidad, analizar los hechos con una mirada analítica, desde todos los ámbitos.
Valorarse es reconocer tu verdad:
- Tus fortalezas personales y su nivel de desarrollo
- Tus puntos de mejora y su posibilidad de transformación
- Lo que te gusta y se te da fácilmente
- Para lo que realmente eres bueno y puedes potenciar
- Lo que no te gusta y tienes que hacer con calidad
- Para lo que no eres bueno y puedes delegar o aprender a hacerlo cuando te toca hacerlo
La autovaloración, es nuestra capacidad de mirarnos con realismo y aceptación, con la conciencia que somos seres en proceso y evolución constante y consciente.
Te invito a hacer un mapa personal de lo que valoras en ti, en todos los ámbitos de tu vida: profesión, familia, pareja, finanzas, amigos, contribución social…
Recuerda disfrutar mucho, con este ejercicio.
Mi blog está abierto para que compartas tus comentarios sobre esta reflexión e incluso tu propia experiencia al hacer el ejercicio personal “Tu mapa existencial de autovaloración”.
Me quedo mágicamente en ti y te recibo mágicamente en mi vida.